|
Cada
uno colecciona por una razón totalmente distinta a la del otro.
Habláis de huecos, de posesión, de finales de colección....
tenéis mucha razón en todo lo que decís y bien
explicáis... el coleccionismo, cualquiera que sea su tipo, es
la meta final... Algunos la saborean cuando, hueco a hueco, van alcanzándola
y tocan esa preciada cinta de gloria...
Mi afición al coleccionismo de monedas no responde a ninguno
de esos fines, pero puedo entender vuestros sentimientos porque mas
de una vez los he tenido...
Como muchos bien sabéis, empecé a coleccionar hace muy
poco. Aprendí de los euros, y callada escuchaba a mis amigos
como hablaban, comentaban y sentían ese mundo (me encanta escuchar)...
Y así, poco a poco, hice una poesía de cada moneda, y
vi que cada una de ellas tenía vida y una historia que yo debía
recordar. Un día, uno de aquellos amigos me preguntó si
coleccionaba las emisiones de Juan Carlos I, y le dije que no.
|
...Es
la moneda más bonita que he podido ver hasta ahora... una
moneda vietnamita... está hecha a mano, es increible. La
miro mil veces cada día y ahora mismo la tengo delante...
es preciosa, la figura de Ho Chi Minh (un busto); mantiene los
ojos abiertos con dignidad.., me mira..., es como si pudiera hablar
del pasado y yo le escucho y anoto todo lo que me hace sentir...
y vuelve a estar vivo... La saco de su funda y la rozo con los
dedos... y doy gracias a aquel chico que se acordó de mí
en tierras tan lejanas...
|
Pero
a la semana siguiente ya había recaudado todas las moneditas
que había guardado por casa en otras épocas... y les volví
a dar vida... no importa que estén rayadas o las hayan pulido,
o alguna poco probable de conseguir, se encuentre un poco desgastada...
todas habían
sido algo,
todas tenían una historia.
Mientras todo esto ocurría, una persona de este foro (una buena
persona a la que aprecio mucho ahora) me dijo: "yo colecciono
moneda antigua porque ellas si tienen historia... porque la verdadera
historia es esa...". Cierto. Sentí cómo aquellas
palabras iban poco a poco taladrándome, hasta hacerme convencer
de que poco a poco conseguiría encauzar mi colección hacia
ellas.
Aaún me queda mucho. Yo colecciono "mundial por años",
y en algunos casos por variantes y errores... ¿y porqué
no? Quizá nunca llegue a tener muchas de estas monedas en las
manos, pero habré rozado la ilusión... y en mi lista habrá
una nota que diga: "... solo existe una pieza de este tipo y
está en el museo tal..." y la nota acabará: "...visité
el museo, la vi con mis ojos... como ella me vió a mi.... y será
mía para siempre..."
Más tarde conocí a otra persona de este foro con el que
intercambié monedas de Asia y comencé a ver monedas que
jamás había pensado que pudiesen existir... a algunos
de vosotros ya os lo he explicado: Un día me regaló una
moneda preciosa. Vino hace poco de viaje y me la trajo (no sabes cuánto
aprecio ese detalle y cuánto me alegra el haberte conocido, Fran)...
es la moneda mas bonita que he podido ver hasta ahora... una moneda
vietnamita... está hecha a mano, es increible. La miro mil veces
cada día y ahora mismo la tengo delante... es preciosa, la figura
de Ho Chi Minh (un busto); mantiene los ojos abiertos con dignidad..,
me mira..., es como si pudiera hablar del pasado y yo le escucho y anoto
todo lo que me hace sentir... y vuelve a estar vivo... La saco de su
funda y la rozo con los dedos... y doy gracias a aquel chico que se
acordó de mí en tierras tan lejanas...
A veces hay que ir mas allá, no vale la pena seguir el camino
más recto si esto hace que al abandonar el largo dejemos de saborear
el valor de la amistad. Sé que nunca acabaré de coleccionar
ya... sé que mi meta es tan imposible como para muchos confiar
en la raza humana.., pero cuando yo muera, los recuerdos mas bonitos
volarán conmigo... Y no importa que el valor material de lo que
hayas coleccionado se quede aquí, en esta tierra y en otras manos...
lo verdaderamente importante es que no te agobie esa meta final y que
te lleves contigo lo mas bonito: el placer de las buenas discusiones,
la sensación de que te acercas cada vez más al sentido
final de tu colección, a su historia (cuánto he aprendido).
Y ese valor es algo increible... Pero el mas bonito de todos, el que
nunca debemos olvidar, es el sabor de esos ratos en los que te juntas
con otras personas que comparten tu afición y esas largas pláticas
entorno a la numismática (¿Quién dijo el otro día:
"esto es genial, en mi casa mi mujer me pone recto si le hablo
de monedas")... Sí. Lo mas bonito es, precisamente,
querer a esas monedas por su valor humano, porque gracias a ellas también
hemos conocido el valor de la amistad... ¿me equivoco?
No nos engañemos: los objetos personales no nos ayudan a desarrollar
nuestra persona ni la identidad, si no que reflejamos en ellos lo que
somos, les damos el valor de lo que "ya" somos. Unos les mimamos,
les tratamos como si fueran parte de nuestra vida porque lo son y otros
les buscamos una meta... unos rellenamos huecos y otros los sentimos,
los tocamos... y aprovechamos su camino...
© Silvia
Amores
Zaragoza 14 de Diciembre de 2002.
|
|