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¿PLAGIOS EN LOS SELLOS "FRAGMENTABLES"?
Los 4/4 españoles ni están sólos ni fueron los primeros
 © Juan Carlos Prieto

 

A raíz del comentario aparecido en los Foros de Filatelia, me he permitido hacer este somero estudio (más bien rastreo y recopilación) de famosos sellos a los que llamaremos "fragmentables", es decir, que siendo emitidos como un único sello, pueden fraccionarse a golpe de tijera en otros tantos medios o cuartos con valor de franqueo.

El primer ejemplar conocido con estas caractísticas fue el ejemplar de la emisión local (correos cantonales) de Ginebra (Suiza), cuyos diseñadores, ya en Septiembre de 1843 pergeñaron el sistema para, con un sólo sello, cubrir las necesidades de franqueo tanto del correo interior como del exterior, inventando un sello cuyo diseño, por cierto, en los ejemplos posteriores que veremos, no volvió a repetirse. Esta primera emisión ginebrina es conocida como la de la Doble Águila.

Es un sello doble, que en el cartucho superior lleva (ocupando los dos motivos inferiores) la inscripción "10. PORT CANTONAL. Cent" Por tanto, declara que el valor del sello doble es de 10 Centimos.
Luego, más abajo, cada uno de los cartuchos con el escudo de la ciudad, lleva a ambos laterales la inscripcion: "5 C.". Por tanto, cada uno de ellos puede ser utilizado individualmente para el fanqueo local (5 Céntimos).
En la reproducción del ejemplo, vemos que el ejemplar doble se ha cortado del pliego al revés , es decir, a partir del valor que teóricamente debería ir a la dcha., convirtiendo la pieza en dos teóricos medios, pero su valor sigue siendo de 10 céntimos.

Posteriormente fue el Granducado de Mecklembourg el que adoptó un sistema parecido de franqueo, emitiendo en julio de 1856 su primer ejemplar, con valor de 4/4 de schillnge fragmentable:



1.-
Granducado de Mecklembourg - Schwerin.
Julio de 1856. 4/4 de Schillnge.

El primer ejemplar de 4/4 fragmentable conocido.



1.- Granducado de Mecklembourg - Schwerin.
Julio de 1856.

Bloque de 4 de sello convencional de 2 Sch,

(como puede verse en el ejemplo de abajo, la relación de tamaño es también de 1:4)


Sobre de Mecklembourg franqueado con un sello "normal" de 5 schelling y tres más de 4/4.
En total 8 schelling.


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Se hace ahora mención del enorme parecido de los motivos de los sellos de Meckelembourg con los de las primeras emisiones del Principado rumano de Moldavia (año 1858), con las famosas 'cabezas de buey'. Sin duda por una cuestión de heráldica y linajes reinantes que no es objeto ahora de estudio. Sirva eso sí como curiosidad y objeto de nuevas interrelaciones.

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1858.- Principado de Moldavia (Rumania)

Las famosas cabezas de buey (o uro), casi idénticas a las del Granducado de Mecklembourg de 1856.


En 1857, en el cercano Granducado de Brunswick, otro antiguo estado alemán, se copia el modelo de Mecklembourg, que no el diseño, para emitir otro sello de 4/4, negro sobre marrón, fragmentable. Es el último sello emitido por un estado con una trayectoria de 16 valores puestos en circulación desde el año 1852.


Sellos y fragmentos del 4/4 de Brunswick de 1857     



Además del sello tipo (arriba), he aquí dos elocuentes ejemplos de utilización de los famosos 4/4 de Brunswick. El 1º un franqueo de ¾, en donde se ve que no necesariamente se recorta de un sello de 4/4, sino de un bloque posiblemente de 4 o más, y 'se pilla lo que mejor convenga al corte de la tijera'. Lo que demuestra que hablamos, a todos los efectos, de 3 sellos distintos y no de fragmentos. De ahí, pienso, que este tipo de emisiones no hayan tenido tanto éxito, salvo en el caso posterior de España, que se recurrió a su emisión con el fin de sortear una legislación un tanto irreal, absurda y Kafkiana.

El segundo ejemplo presenta todo un "señor matasellos" que parece haber sido 'ejecutado' por un funcionario ayudado por escuadra y cartabón, sin duda con estudios sobre el arte del matasellado realizados seguramente en España. (Para los devotos de las marcas, el matasellos en cuestión es de Schöningen, y, a pesar de su 'contundencia' no deja de ser un ejemplar magnífico).


¡Y... por fin!... aquí estan nuestros tres queridos ejemplares patrios.
El primero de ellos fue emitido en octubre de 1972, y es también el primero del corto reinado de Amadeo, cuyo facial es de 4/4 de céntimos de peseta. Pese a la insignificancia de su facial, tiene el merecido orgullo de ser el primer sello emitido en España con el valor en Pesetas. Por las características del sello (y de los otros dos que aquí nos traen), y pese a que en España se llevan ya 7 años "dentando" los sellos, se emiten todos sin dentar.

Cuenta la historia que, destinados a franquear impresos cuyo coste era de 1/4 de c. de pesetas (tal vez las famosas gacetillas), se hizo una tirada inicial con ese valor, pero debido a que una Orden del Ministerio de Hacienda prohibía específicamente la impresión de sellos con un facial inferior a 1 céntimo, fueron retirados e impresos de nuevo utilizando el ya conocido subterfugio, y consultando probablemente sus diseñadores la reciente historia de los franqueos alemanes (por cierto, ya desaparecidos por aquel entonces).
 
 Emisión de 1872
Emisión de 1873 

Poco duró el invento, ya que el 12 de febrero de 1873 Amadeo I de Saboya dijo a las Cortes Españolas eso de "¡Ahí os quedaís!".... Y nosotros nos quedamos con nuestra primera República.
El práctico invento del 4/4 tan sólo sufrió unos retoques en su dibujo, sustituyéndose la corona real por otro invento: un mural con 4 castillos en forma de corona. Asi todos contentos.
El problema es que nuestra flamante 1ª República sólo duró 11 meses, comenzando entonces la convulsa y triste época de las guerras Carlistas.
Hubo que esperar otros 3 años y medio hasta que en junio del 76, entre la primera y segunda emisión de Alfonso XII, el diseñador Luis Pañol volviese a 'colocar' su invento en las oficinas postales. Otro pequeño retoque (un cierto achatamiento de la corona inicial y un cambio de color) y... adelante. Curiosamente, lo que seguía sin cambiar era la kafkiana legislación por lo que, evidentemente el sello aún tenía justificada su pervivencia.
   Emisión de 1876

Y lo que nunca debió llegar a soñar el Sr. Pañol, es que tras el azaroso y tortuoso viaje inicial de su criatura, su uso llegase a extenderse hasta, no sólo los años 20, como algunos manuales aseguran, sino, como puede verse en el espectacular ejemplo de abajo, hasta el año ¡ 1934 ! cohabitando con sellos de la II República ( ¡¡ 60 años de vigencia!!).

   
 
Espectacular franqueo mixto
(en tipo de emisión y en otros aspectos como República / Monarquia).
En el reverso puede verse, sobre matasellos de rodillo, la fecha: 9 Agosto 1934

Por lo demás, y volviendo al tema original de esta recopilación, como podéis ver el sistema de división por áreas del sello es casi lo único que cambia en el diseño con respecto a los sellos de Brunswick, ya que el modelo alemán parece indicar más claramente que es un único ejemplar destinado a recortarse, y el español parece confundir, en cambio, sobre la naturaleza del sello, dejando la duda de si se trata realmente de un único ejemplar o de un bloque de cuatro (de cualquier manera, el español "incita" más al corte). Esta forma de partición del español, sin embargo sí parece estar copiada de los primeros modelos de Mecklembourg, estado en donde, curiosamente, sí coincide el motivo del sello fragmentable con los otros sellos convencionales cuya presentación en bloques de 4 lleva a confusión (ver las fotos).

Cabe decir, para terminar, que este tipo de sellos entronca directamente con los conocidos "bisectados" dentro de la familia que podríamos llamar de "franqueo de tijera", pero la diferencia fundamental radica en que, en este último caso, la mutilación se realiza sobre sellos no pensados, concebidos, ni estampados al efecto, sino sobre sellos convencionales. Estos de los que aquí se hablan son en cambio concebidos desde el mismo taller de grabador con la inequívoca intención de ser bisectados o fragmentados.

Y esto es todo. Si alguien tiene más datos que aportar, sobre todo en lo concerciente a las emisiones alemanas, serán bien recibidos y 'adoptados'.
De lo que no cabe ningun género de duda es de que se trata, en todos los casos, de una espléndida colección de ejemplares que, más que plagiarse, compiten en diseño y en ingenio.

 
 
 
©   Juan Carlos Prieto