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Reflexiones filatélicas. (3)
¿Cómo se empieza ahora?
 © Juan Carlos Prieto

Nota:

Bajo este único epígrafe de "reflexiones filatélicas" quiero publicar, a modo de diario, y sin mayor pretensión, algunas reflexiones sobre este actividad de nuestras entretelas. Unas han sido ya publicadas o expuestas en foros como el de Afinsa o el Agora de Filatelia. Otras son inéditas. Buscarles un orden que no sea el puramente anárquico no tiene sentido. Surgen, se vierten y se plasman.

¿Cómo se empieza ahora?

Para esta simple pregunta que como padre que soy empiezo a hacerme, me preocupa durante estos últimos tiempos encontrar una respuesta adecuada.

¿Cómo puede acceder un chaval de hoy día a la Filatelia?

¿Valen acaso las pautas, los pasitos que dimos en su día los que ahora padecemos y gozamos de esta afición universal?

Casi todos nosotros empezamos como lo que aún hoy muchos nos reconocemos: haciendo de juntasellos, recortando esos ejemplares de las cartas que nos llegaban a casa, metiendo en cajas los sellos que nos traían nuestros padres de la oficina, o los que nos regalaba la abuela apartándolos del montón que bajaba a la parroquia una vez al mes. O consiguiendo nosotros mismos esos espectaculares lotes al kilo de “universales” por apenas cuatro duros mal contados... O intercambiando y amontonando cientos... miles de sellos...

Cuando por suerte había un filatelista cercano en la familia, nos estaba permitido adentrarnos en las misteriosas páginas de un catálogo en el que convivían las reproducciones de los sellos de Franco, con las primeras emisiones de las islas Mauricio, los preobliterados franceses, los “tropecientos” tipos de la diosa Ceres portuguesa, los “colis postaux” belgas o las interminables series de personajes de los EEUU. Era casi tan fácil encontrar un catálogo de España como uno “Universal”, porque prácticamente era material imprescindible de todo buen aficionado, junto a sus pinzas, la lupa y la bolsita de charnelas. Como confirmación de la aceptación por parte de nuestros mayores del “vicio” recién adquirido, los Reyes nos traían un ejemplar de segunda mano, de no más de dos años de antigüedad, de esa Biblia que todo coleccionista conocía entonces y sabía manejar que se llamaba Yvert-Tellier.

Pero queramos o no, ese tipo de filatelia ha cambiado, se ha hecho prácticamente inaccesible para un principiante: Los sellos, su materia prima, ya no circulan (por no circular casi tampoco lo hacen sus modernos hermanos menores, las ATMs). Hacerse con un Kilo de sellos sin lavar se ha convertido no sólo en empresa semiutópica y lastimosa por lo difícil de dar con ello, sino tremendamente cara, casi tanto como hacerse con un buen ejemplar de nuestros clásicos... Pero es que los catálogos... ¿Qué hacemos sólo con el catálogo de España si encima sólo saca sellos que jamás veremos franqueando una carta?... Aspirar a hacerse con un catálogo Universal supone un desembolso de no menos de 300 € (50.000 ptas.) debido a la espantosa proliferación de tomos , y pretender comprarlo de segunda mano es casi tarea de bibliófilo profesional.

Ante estos datos reales y elocuentes, vuelvo a la pregunta inicial:

¿Cómo aficionamos a este invento a un crío?

¿Por qué caminos alternativos debemos llevarle para que termine siendo un coleccionista del periodo de ocupaciones alemanas de entreguerras, pongamos por caso, o simplemente se interese por una colección convencional del segundo centenario de Francia en usado... o, sin ir mucho más lejos, se especialice en las series básicas de España?

¿Cómo inculcarle un mínimo de gusto por la historia postal si lo único que encuentra en su buzón son cartas de franqueo pagado, frías, sin “nada que contar”, sin nada que enseñar?....

(Antes de que me lleve a la pira un marcofílico moderno, resalto esta última frase en su concepto más amplio, pues el correo, por suerte o por desgracia, cada vez tiene "menos que enseñar" en tanto en cuanto ha dejado de ser portador de la insustituibles informaciones de tipo privado o público que antaño acarreaba)

¿Se convertirá esta afición -que, a pesar del dinero que mueve a determinados niveles, empezó para todos de una manera absolutamente gratuita y asequible- en algo tan elitista que desde el primer acercamiento haya que planteársela como una alternativa a otros desembolsos que, no lo dudemos, son mucho más tentadores para los adolescentes?

....(Continuará)