|
Todo
comenzó un triste día de noviembre de 2002.
Un petrolero monocasco se resquebrajaba a pocas millas de la Costa Gallega,
cargado con 80.000 toneladas de fuel. Una sucesión de despropósitos,
de pésimas decisiones políticas y técnicas y un
cúmulo de adversidades y de negligencias hizo que aquel barco
terminase partiéndose en dos a 200 millas de Galicia, provocando
en pocos días la mayor catástrofe ecológica que
ha padecido nunca la Península Ibérica.
El resto es conocido por todos y pertenece al patrimonio de los malos
recuerdos y de las hemerotecas.
Los miembros que forman y participan asiduamente en el Foro
de Filatelia de Afinsa, al que muchos de vosotros ya conocéis
y os habéis acercado, ya desde el primer momento no pudieron
ni quisieron contener, como ciudadanos que son -además de coleccionistas-,
toda la rabia, la impotencia, la ira contenida y probablemente el llanto.
Pero más significado fue tal vez el inmediato espíritu
solidario que suscitó la catastrofe entre esa pléyade
de filatélicos locos que apenas se conocen más
allá del otro lado de la pantalla del ordenador.
Al tiempo que surgieron de los diferentes teclados mensajes de protesta
y solidaridad, otros compañeros gallegos transmitían desde
"el frente" la verdadera situación que muchas veces
las televisiones y medios de comnicación tanto distorsionaban.
De primera mano supimos de los esfuerzos por sacar adelante un nutrido
grupo de aves dañadas por el chapapote, supimos de compañeros
que habían viajado a echar una mano como voluntarios y a sumarse
a esa enorme marea blanca que día a día luchaba
denodadamente contra la merda nera, pero sobre todo contra la
inmovilidad de los gobernantes y la desidia de las autoridades.
A algunos de los mensajes de solidaridad siguieron iniciativas de tipo
reivindicativo, como la solicitud ampliamente respaldada de que el Correos
emitiese con carácter de urgencia un sello benéfico de
sobretasa para paliar los efectos del cataclismo. Mucho tiempo después
hemos sabido que la Fundación Albertino de Figueiredo para la
Filatelia (estrechamente vinculada a AFINSA), y tal vez tras tener en
cuenta a los aficionados que conformamos y enriquecemos su Foro, solicitó
oficialmente a la Sociedad estatal Correos y Telégrafos la emisión
de un sello o serie de sellos destinados a recaudar fondos para paliar
los devastadores efectos ecológicos de la marea negra que asola
las costas de Galicia y la Costa Cantábrica.
También lo hizo, algo más tarde, la Fesofi (Federación
Española de Sociedades Filatélicas), así como otros
organismos de diferente índole.
Pero el Foro de Filatelia, que contra todo lo que pueda creerse es un
foro público dinámico y vivo se adelantaba día
a día a los acontecimientos, y, con las fechas navideñas
ya encima, surgió la idea de organizar entre sus miembros algo
así como un simulacro de subasta entre todos, con la única
finalidad de recaudar fondos para aportar, de alguna manera más
o menos inmediata, a la causa. Los lotes procederían de cada
uno de los miembros del Foro que tuviese ganas de desprenderse de esos
repetidos de toda la vida sin ánimo de obtener beneficio propio
alguno por la venta de los mismos.
A muchos sonó la propuesta como una locura enorme, pero ninguno
quiso rechazarla frontalmente. Prefirió la callada y, en todo
caso, el distanciamiento voluntario transitorio
hasta que las aguas (con chapapote o no) volviesen a su cauce
natural... Es lógica, por otra parte, esta actitud típica
de todo grupo humano.
Pero en cambio sí que una serie de miembros se ofrecieron desde
el primer momento a asumir el reto y sobre todo a ofrecer no ya sólo
sus lotes desinteresadamente, sino su trabajo y su tiempo (verdadero
tesoro que todos valoramos en mayor o menor medida).
Con la llegada del año nuevo se dió por fin el pistoletazo
definitivo, y se marcó un plazo para el final de las ya bautizadas
SUBASTAS DE SELLOS SOLIDARIOS.
A falta de otra plataforma
mejor, se improvisó el mismo Foro de Filatelia como casa de subastas
virtual, y con enorme ingenio y mejor voluntad se supo y se quiso paliar
cualquier dificultad que el rudimentario sistema pudiese llegar a plantear.
Y desde el primer
momento ya se vió la tónica que presidiría las
subastas: Ante todo "buen rollo", nulo interés
por el verdadero contenido de los lotes y desprecio absoluto a la valoración
real y oficial de cada uno de ellos según catálogos y
otras referencias.
Una inocente equivocación
de un con-forero "poco ducho" provocó
que muchos de los participantes habituales se lanzasen a pujar por un
lote INEXISTENTE, sólo por el afan de subir la ciega oferta del
anterior. Ese fue el casual y afortunado origen del llamado LOTE 100
,
un lote sorpresa cuyo contenido iba creciendo a medida que se realizaban
donaciones y cuyo precio subía día a día a razón
de unos pocos céntimos por puja.
Tras 31 días
de subastas diarias y una última noche de infarto, y la participación
constante (más de 3000 intervenciones en total generó
la iniciativa), se dió por terminada la experiencia, con un resultado
económico que superó en mucho las espectativas iniciales,
pero con un resultado humano y emocional que sobrepasó ampliamente
la capacidad de asombro y sorpresa de casi todos los que tuvimos la
gran suerte de participar activamente en ese proyecto convertido en
gratificante realidad.
Desde el primer momento, muchos tuvimos muy claro que, si bien económicamente
la aportación nunca sería suficiente para casi nada, era
necesario que todo ese espíritu solidario y desinteresado que
durante un mes largo tiñó las participaciones en el Foro
se convirtiese en el verdadero patrimonio recaudado y, se tratase de
hacer llegar, de una u otra forma, a los verdaderos necesitados de la
catástrofe.
Personalmente he tenido la suerte de participar también en la
"postproducción" de Sellos Solidarios, hablando
con posibles receptores de los donativos, interesándome en primera
persona de la situación por la que aún hoy (y sobre todo
A PARTIR DE AHORA) atraviesan los miembros de las cofradías de
los pueblos afectados, las marisqueiras, los percebeiros,
las mulleres que llevan el hielo a las lonjas, y todos aquellos
que trabajan alrededor de la industria pesquera, y de todos ellos me
ha llegado el siguiente mensaje:
"Más que el dinero (que de alguna u otra manera siempre
llega) importa sobre todo saber que no nos encontramos sólos,
que contamos con la solidaridad de todos, que nuestros conciudadanos
no nos dan la espalda como lo han hecho nuestros gobernantes o que no
nos utilizan para fines oscuramente políticos o propagandísticos".
A mi ahora sólo me importa saber cómo hacerle llegar a
toda esta gente el ambiente, el "buen rollo", la solidaridad,
el ánimo, el orgullo, el compañerismo y el saber hacer,
ser, estar y parecer de todos los hemos participado en SELLOS SOLIDARIOS.
El resto, el dinero, llegará por transferencia.
Gracias
a todos.
|
|