EL Dr. THEBUSSEM.
Apuntes Biográficos
Don
Mariano Pardo de Figueroa, nació en Medina Sidonia (Cádiz)
el 18 de noviembre de 1828, siendo el hijo primogénito de José
Pardo de Figueroa y Manso de Andrade y de Doña Maria Luisa de
la Serna y Pareja.
Mantuvo
asidua correspondencia con las más altas personalidades políticas,
sociales y culturales del país. Guardados en su biblioteca, llegó
a cumular una colección de 60 tomos de cartas recibidas por él
entre los años 1854 y 1889.
Gracias
a sus innumerables artículos y escritos en favor de la obtención
de mejoras sociales y económicas de los funcionarios de Correos,
gracias a su revisión histórica del Correo Español
y a su adecuada divulgación, gracias a su empeño en incorporar
progresos e innovaciones en el servicio, y gracias a su enorme y empecinada
voluntad en dar publicidad y fomentar el coleccionismo y la incipiente
afición a la Filatelia en nuestro país, Correos le nombra
Cartero Honorario de España y sus Indias, con derecho a uniforme
y franquicia de la correspondencia, siendo el primero de los hasta hoy
5 españoles que reciben tan preciada distinción.
Además
de ser aceptado como miembro de número en la Real Academia de
la Historia y de la Lengua, fue miembro de la Sociedad Gastronómica
de Londres, Caballero Profeso del Hábito de Santiago y obtuvo,
entre otras distinciones, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso
XII.
Con
motivo de la aparición en 1868 de la revista "El Averiguador",
publicada en Madrid, y verdadero antecedente de los modernos Foros surgidos
al amparo de Internet (ver el interesantísimo artículo
de José Antonio Millán), Mariano Pardo de Figueroa
adopta el pseudónimo (hoy nos referiríamos a su "nick")
de Dr. Thebussem, anagrama germanizado con "th" de
la palabra Embustes, para firmar una serie de "Noticias
filatélicas y postales de España"... y se auto-atribuye
una supuesta nacionalidad teutona. Desde entonces todos sus escritos
los firma con ese sobrenombre y, bajo la inventada personalidad de hispanista
extranjero, marca un distanciamiento estilístico libre de pasiones
chauvinistas o del fácil patrioterismo exaltado,
tan habitual de aquellos tiempos.
Su
legado bibliográfico es lo suficientemente extenso y olvidado
como para ser revisado urgentemente por alguna empresa editorial que
quiera actualizar la figura de un polígrafo ilustrado en el más
amplio de los sentidos del adjetivo.
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